Conocer al posible amor de nuestra vida es algo que podría marcarnos para siempre, y es natural ponernos nerviosos ante una ocasión así. Tener una primera cita con alguien siempre es algo importante, incluso cuando ya estamos acostumbrados y hemos tenido decenas de ella. Nunca sabes lo que puedes encontrar en esa primera cita. Un primer encuentro que tal vez marque el destino de vuestras vidas, dando inicio a una relación. O tal vez una primera cita que te demuestre que no hay feeling ni química entre vosotros, y es mejor no insistir. Hay muchísimas formas de enfrentarse a ese primer encuentro, pero está claro que en la mayoría de ellas los nervios en la primera cita nos acompañarán sí o sí. No hace falta que sea una chica con la que llevamos deseando salir meses, o ese chico que nos gusta desde que éramos crías.

Los nervios en la primera cita son normales

El nerviosismo es más que lógico antes de quedar por primera vez con una persona a solas. Y es que ya no estamos en grupo, en alguna fiesta, donde tal vez hayamos conocido a esa persona y nos haya caído bien. Nos vamos a aventurar a salir con ella, literalmente, aunque todavía no tengamos una relación. De hecho, nuestra intención es comenzar una relación, si la cosa fluye y la otra persona nos gusta de verdad. Por ellos siempre intentamos mostrar nuestra mejor cara, nuestra mejor versión, convirtiéndonos en personas más graciosas, más divertidas, más atrevidas, más enigmáticas…

Lo que uno ofrece en una primera cita no suele ser una imagen real de sí mismo, pero es también algo lógico. Queremos vender nuestra mejor parte, y por supuesto queremos que la otra persona se enamore de lo bueno que tenemos, guardándonos todo lo demás. Para lograrlo, tendremos que luchar contra los propios nervios  que aparecerán y amenazarán con hundir toda nuestra actitud. Y es que acudir nervioso a una cita puede estropearlo todo. Por eso te vamos a dar algunos consejos para mantener a raya esos nervios.

¿Por qué tenemos nervios en la primera cita?

Una cosa es darnos cuenta de que estamos poniéndonos nerviosos ante una primera cita, algo que como decimos es bastante habitual, por otra parte, y otra muy distinta es entender realmente qué es lo que nos pone nerviosos. ¿El conocer a otra persona? ¿Lo que esa otra persona pueda pensar de nosotros? En muchas ocasiones, los nervios proceden de las propias expectativas que imaginamos en nuestra cabeza, y que suelen estar lejos de lo que ocurrirá en realidad. Nos ponemos nerviosos por imaginarnos que la cosa irá mal, que haremos el ridículo, o simplemente, que no le gustaremos tanto a la otra persona. ¿Te has parado a pensar que ella puede estar exactamente igual que tú? Los nervios nos dan una señal de que esa cita nos importa, de que es algo que tenemos en la cabeza, pero por supuesto, no debemos dejar que nos domine.

Mentalidad positiva

La eterna disyuntiva de ver el vaso medio lleno o medio vacío. La forma en la que filtramos la realidad nos afecta de manera directa, porque las cosas no son como son, sino como nosotros las interpretamos. Que llueve no es algo negativo o positivo, dependerá de la persona que esté bajo la lluvia, de lo que tuviera que hacer ese día… Tener una mentalidad positiva no va a arreglar todos tus problemas pero al menos te sacará de ese pozo de negatividad tan peligroso en el que muchas veces caemos. No perdemos nada por ser positivos, por animarnos a nosotros mismos, pensando que todo saldrá bien. Esa persona ha querido salir con nosotros, así que algo buen habrá visto. Solo tenemos que ir con la cabeza despejada de miedos, y buscando disfrutar de cada momento, para que los nervios no nos dominen. La mentalidad positiva siempre ayuda a que todo fluya mucho mejor en una primera cita.

Una buena selección del lugar

Si eres tú el que elige el lugar para quedar, piensa en uno en el que te sientas cómodo. Esto puede ser decisivo para poder quitarte de encima los nervios, porque al menos ya conoces el lugar donde vas, y puedes mostrarte más confiado allí. Por supuesto, debes pensar también en tu pareja, y hacer que se sienta cómoda igualmente. La elección del lugar también hablará de ti, de tus gustos y preferencias, así que intenta que sea algo más personal. Siempre puedes optar por la típica cita de restaurante y cine, o ir a pasear a un parque. Esto es algo seguro, pero a veces también puede jugar en tu contra, porque no conseguirás destacar delante de tu posible pareja. Debes sorprenderla, llevarla a un lugar en el que no haya estado nunca y mostrarle algo distinto a lo que los demás le muestran cuando salen con ella. Así todo será mucho más divertido.

Escoge bien tu vestimenta

Una de las formas más eficientes de quitarnos de encima los nervios es ir bien preparados para la cita. Escoger una ropa que nos guste, que nos siente bien y que nos haga parecer más elegantes, o puede que más desenfadados, según la imagen que queramos dar. Debes escoger bien tu look, uno con el que te veas atractivo, ya que eso reforzará por completo tu imagen. Esto te ayudará mucho a dejar atrás los nervios, porque cuando más seguro vayas mejor estarás en la cita. La seguridad es una de las cosas que más gustan a las mujeres, y también a los hombres. Elegir el vestido apropiado, si eres chica, o llevarte tiempo maquillándote para estar lo más espectacular posible, no solo te demostrará que esa cita te importa, sino también que quieres dar la mejor impresión posible.

Ten confianza en ti mismo

Todos estos trucos llevan siempre a un mismo objetivo: estar seguros de nosotros mismos, sacar nuestra mejor versión. Si nos dejamos controlar por los nervios, al final terminaremos siendo más torpes, más patosos, más inseguros, y eso no ayudará en la cita, desde luego. La confianza en uno mismo no es algo que aparezca de la nada. Hay que trabajarla, como la propia autoestima, para vernos bien, para estar a gusto con nosotros mismos y ser positivos con respecto a poder gustarle a esa otra persona. La confianza debe basarse en un buen look, en ir bien preparados, con temas de conversación, con chistes para romper el hielo… Todo eso nos ayudará a despejar los posibles nervios que podamos tener, para así evitar que nos dominen por completo.